El otro día al salir de clase mi amigo Raúl y yo decidimos quedar por la tarde para ir a visitar una casa en ruinas a las afueras del pueblo, en la cual decían que se oían sicofonías.
Raúl y yo quedamos e las 6 en el sitio de siempre. Tras estar toda la tarde inquieto, esperando la hora, por fin llegò.
Cogí la linterna y me fui corriendo al sitio donde habìamos quedado. Raúl no tardò mucho en llegar y nos fuimos dirección a la casa. Por el camino, íbamos hablando de que si serìa verdad eso de que se oían voces o que incluso hubiera un tesoro.
Cuando llegamos a la casa, antes de entrar, encendí la linterna y nos adentramos en ella. A medida que nos alejábamos de la puerta, se empezaba a oír voces hasta el punto de parecer que las teníamos encima, pero no las teníamos encima, sino que estaban debajo.
Junto a nuestros pies había una radio vieja y encendida, la cual producía esas supuestas voces de las cuales hablaba mucha gente.